La historia del gato y la gaviota es una historia que te enseña como tienes que afrontar una situación cuando te viene sin que te lo esperes y también a ser amable con los que te rodean aunque no los conozcas.
La historia trata sobre una gaviota que iba camino de vuelta a casa, y se paró a pescar con sus amigas. Cuando se sumergieron en el agua para buscar peces les alcanzó la marea negra que era el petróleo. La pobre gaviota llamada Kengah no pudo salir del mar y tuvo que quedarse dentro hasta que un amigo suyo le dijo que la única manera de librarse del petróleo era aguantar el aire y meterse al mar para poder limpiarse lo más rápido posible.
Una vez Kengah salió del agua intentó volar lo más rápido que pudo. Durante su vuelo estaba cansada hasta que llegó a un jardín donde se encontró con un gato negro y “rechonchete”. El gato no sabía porqué la gaviota estaba tan negra y cansada hasta que le explicó que se había manchado de petróleo en el mar. También le conto que ¡estaba a punto de poner un huevo!. El gato le ofreció comida y le intento limpiar a lametones pero fue un intento fallido porque la gaviota estaba muy enferma. Kengah le hizo prometer tres cosas: primero, que no se comiera el huevo, segundo, que lo cuidara hasta que naciese y tercera, que enseñara a volar a su cría. El gato pensó que la gaviota se había vuelto un poco loca, pero con sus últimas fuerzas puso el huevo y Kengah murió.
Los amigos de Zorbas, así se llamaba el gato, dijeron que les apetecía comerse el huevo pero Zorbas bajo ninguna circunstancia dejaría que se comieran al futuro pollito. El gato lo cuidó, hasta que ansiosos por la llegada del pollito, un día nació y todos estaban atentos a esa tan bella cría de gaviota. A Zorbas la única promesa que le quedaba por cumplir era la tercera que le enseñaría a volar. Zorbas gracias a una amiguita que tenía subió con la gaviota al campanario y la gaviotita cayó en picado hasta que se le pasó el miedo y antes de llegar al suelo voló como nunca.
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