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UN DÍA EN EL CAMPO

Yo siempre he vivido en la ciudad. Ruidos, coches, humos, edificios, gente con prisas, basura...Y hoy fui a la montaña. Estuvimos en un pueblo que se llama Domeño, al lado de una cascada. Estaba lleno de vida y de tranquilidad. Era bonito observar cómo los peces vagaban sin preocupaciones. El agua estaba limpia, y no había más que varias mesas de madera. En una de ellas nos instalamos mi familia y yo. Pretendíamos pasar el día al aire libre, descansar y tomar el sol. Y a mí me encantó esa sensación de armonía que llenaba el ambiente, la Naturaleza en sí misma. Nunca había visto un atardecer tan bonito, un arcoiris como el que se apreciaba en la cascada, y unas estrellas tan brillantes como las que se dejaron ver justo cuando nos íbamos. Recogimos todo lo que habíamos llevado, y toda la basura. Era impensable ensuciar tal paisaje. Y durante el camino de vuelta pensaba que aquel día me había servido para despejarme de los agobios de la ciudad, y se lo pensaba proponer a mis padres para alguna otra ocasión.

 



2 comentarios

jose antonio -

gracias.

luz -

¡qué bonito!