Un fin de semana especial.
Este fin de semana he sido invisible. Sólo pensarlo ya me empujaba a escribir este artículo. Lo primero que hice, sábado por la mañana, fue ir a jugar al tenis. Mis compañeros se asustaron un poco al ver una raqueta flotando. Después fui al Carrefour a comprar con mi padre, y de paso me llevé unas cuantas más. Por la tarde estuvimos viendo una película, y como mi padre no veía que estaba en el sofá, se sentó unas cuantas veces encima de mi. A las siete o por ahí preparamos la mesa porque venían unos amigos. Mi plan era pegarles un susto de muerte en cuanto entraran por la puerta, cosa que conseguí. Los amigos se trajeron un juego de mesa, el Cluedo, y como era invisible pude mirar todas sus cartas y ganarles a todos. Después de cenar, jugamos al ping-pong y mi contrincante, de repente, veía que la pelota le rebotaba en el aire. Al día siguiente, domingo, he practicado mi deporte favorito, el sofing, alternándolo con los deberes y el Monopoly, completando así un fin de semana fantástico, especial.
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