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l´escola parla

No sé qué haría sin tí, Martín.

Estábamos Martín, mi perro, y yo paseando en la montaña, haciendo senderismo. Nos encontrábamos en una zona muy alta de Sierra Nevada, era marzo, no hacía mucho frío pero estaba llena de nieve porque el sol no pudo secar toda la brutal cantidad de nieve. Pasamos por muchos lados y hasta llegamos a ver el Mulhacén e incluso a tocarlo y sacarle una foto, no nos animamos a subir porque nos daba vértigo, pero con verlo, tocarlo y sacarle una foto bastaba.

Seguíamos aún en Sierra Nevada, yo cada dos por tres le lanzaba a Martín una bola de nieve para jugar con él y siempre ladraba y se ponía de pie, feliz.

De repente, estabamos en una zona muy sucia, había mucha suciedad que te hacía resbalarte y hacerte daño, yo me pegué cuatro tortas pero seguí adelante, a la quinta, resbalé y me hice mucho daño en la espalda, después corrió un viento frío y aterrorizador que me movió y empezé una cuesta abajo rodando y rodando sin parar, me trompé varias veces con rocas y ramas de árboles tiradas, Martín corría desesperadamente atrás mío, yo seguía rodando, él me estaba pisando los talones, lo que hizo fue morder mi abrigo y yo cada vez fui rodando más lento hasta volver a quedarme quieto.

Al final, mareado, acaricié a Martín y le dí una galleta, que tanto le gusta.

Gracias Martín, siempre te lo agradeceré.

2 comentarios

luz -

Aunque sea ficción está muy bien.

Diego 6º -

Eso es verdad? Si es verdad, yo creía q nunca habías tenido un perro.